martes, 11 de diciembre de 2007

Christchurch otra vez...

Christchurch. Christchurch…

Les prometo que la Christchurch que conocí al perder la licencia de conducir y la que visité 2 meses después no son la misma… Es NOTABLE como un lugar puede estar muy bueno, pero si uno no está en sintonía puede llegar a no apreciarlo o hasta a despreciarlo….

Claro está que esta vuelta iba de visita programada y a gente amiga y no a pilotear malos tragos. Llegué a eso de las 17,30hs y clavamos nachos y birritas con Marquitos (argento del Chateau) y otro nuevo hno argento de la comunidad kiwi, Hernan, al que le dicen Nacho… Cena, comercio de pelis, sobre (situación íntima y comprometedora con Marcocho que queda en NZ – nos tocó compartir cama -). Al día siguiente empecé a programar Abel Tasman, por lo cual me fui al Warehouse (algo así como Easy, pero baratísimo) donde me compré carpa (U$D 45) y utensillos campamentísticos ya que me salía más barato comprar todo y hacer camping, que parar en los refugios. Lamentablemente se hizo tarde y no me dio para recorrer la península que tenía programada, pero a la tarde clavamos playa, al mejor estilo mardel. Lo loco del cuento es que mientras Marquiños contaba de una argentina que había conocido en un bar, y yo me lamentaba en voz alta de no haber traído el mate, vemos 2 pibas mateando en las rocas. Y más loco es que el momento en que las “fichamos” (está clarísimo que todo acercamiento de mi parte no es más que en términos amistosos… valga la aclaración!) yo estaba filmando un videíto, por lo cual el aproach está documentado en vivo y en directo! Resultaron ser cooooordobesas las locas y una de ellas la mismísima argentina del cuento de Marqueño. Muy buena onda y muy buenos mateicos, compartiendo reflexiones vocacionales en el marco “patria querida…”. Loco que todos pensábamos encontrarnos en este viaje, y resultamos estar más perdidos que antes, aunque quizá este mareo sea parte fundamental del definirse. Al menos creo que estas experiencias te abren tanto los ojos, te abren el bocho y te desarman las estructuras, te muestran muchas otras opciones, no menos válidas a las que uno mama, que es normal que uno se encandile ante tanta nueva luz, mundo, posibilidades. Pero seguro que una vez que uno le toma el ojo, uno puede ver mucho mejor y más claro como para tomar decisiones y perfilarse…

Y a la noche me fui a visitar al amigazo de Felix! Esta visita mucho más grata que la anterior, por suerte… Si bien me perdí, perdí todo el crédito del cel tratando de encontrarme y llegué bastante tarde, alcanzó para tomar unos tés caseros, ponernos al tanto de la vida y entablar las charlas fulboleras en el instante en que Yeti se fue a dormir.

Ya me perfilaba para ir a Abel Tasman nomás, pero en un arrebato de inspiración instintiva, me fui a la península de Banks, nomás. No cerraban los tiempos, pero decidí romper el esquema y me fui a recorrer lo que había venido a conocer. Y todavía agradezco al arrebato, ya que conocí y confirmé, casi a primera vista, el lugar en el cual me retire, ya cuando los años y las aventuras me hayan arrugado, a escribir novelas medio pelo, desde mi velero , con mi baileys en las rocas y mi banderola argentina…

La península y en particular el pueblo Akaroa, que está como encerrado en medio de las montañas, pero con salida al mar no tienen palabras… Juro que si no tenía que buscarla a Agus, me quedaba algunas semanitas… Y lo más loco, es que sentí como una conexión especial que me llevó a parar todo y ponerme a escribir. Los horarios e itinerarios quedaron de lado momentáneamente y fluyó la escritura. Claro que por dentro no pude relajarme completamente sabiendo que el tiempo me apremiaba y eso me condicionó un poco (bastante), pero por algunos instantes hubo armonía… Queda mucho, (MUCHO), por desestructurar, posiblemente nunca lo consiga completamente, pero cuando se logra, que lindo que es…

Primero me infiltré en un campo, saltando el alambrado para encontrarme en una pradera al mejor estilo Braveheart, con una vista panorámica de la península, el mar y el pueblo. Luego, después de recorrer el resto del caprichoso masacote de tierra que se le cantó invadir la mar (o será al revés?) Me fui al pueblito, Akaroa. Me voy al puerto, me siento en un banquito a la sombrita de los árboles de la vereda, y me dispongo a continuar mi narración, cuando de repente caigo en la cuenta que estaba conectado a internet. GRATIS! Y en el lugar más sublime de la isla sur. Mi estupor estupeció! Como les explico…

Así fue que, corto pero intenso, conocí y deje mi lugar gemelo, para ir por más. En el camino pasé por Amberley, lugar donde me multaron, por lo cual reí y lloré viejas heridas. Pero pasé y pisé el pasado y me encaminé por el muy hermoso paso de Lewis (Lúis – Grande PA!) hacia las alucinantes playas de Abel Tasman…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"...uno puede ver mucho mejor y más claro como para tomar decisiones y perfilarse…" te casas??? jajaj

ahora Lewis?? y la isla de KARO??

luis.W dijo...

Vamo Juampi!!! y Agus!!! empezo otra etapa del Oceania's Tour, la mejor. Suerte y que se consiga lo buscado. Besos