miércoles, 5 de marzo de 2008

Entre sollozos y desolación...

Entre sollozos y desolación la vi partir por el corredor hasta dar vuelta en una esquina. No la volví a ver... La despedida fue tan fuerte (o más) que el reencuentro, hace exactamente dos meses. Dos meses de los más maravillosos de nuestras vidas. Aquel último (eterno) abrazo decretaba el fin de la etapa más importante del viaje, y abría quizás la más difícil.

De pronto volví a encontrarme solo. Viajante solitario, en un país lejano. Y como para remarcármelo mejor descubrí que el efectivo con el contaba no era suficiente para llegar a Avalon mi nuevo destino. Y como para que sea más contundente todavía, tras infructuosos esfuerzos con call centers argentinos y australianos, tampoco pude habilitar mis tarjetas de crédito para extraer dinero de cajeros o bancos. Que lindo!!! Y ahora???

Pensé en varias maneras de solucionar mi situación, mientras poco a poco se denotaba el sol caer a través de los gigantescos cristales de “Departures”. Tenía que tomar la famosa combi a la cual con tanto esfuerzo e indignación venía evitando (12 dólares con Mastercard) para luego tomar el bus que me llevara al nuevo viejo “hogar” (5,80 dólares con Mastercard). Tener 11,30 dólares en la billetera no tiene precio. Hacer dedo en el parking del aeropuerto fue la decisión. Me instalé mochila al hombro a un lado de las máquinas ticketeadoras y a medida que la gente iba pagando su estacionamiento explicaba la situación y pedía un aventón a la ciudad. Me encontré con respuestas varias, pero una que se destaca fue la de un viejo que me da 5 dólares y me dice: toma, este será un buen comienzo…” Me negué sendas veces a recibir la limosna y le volví a explicar que lo único que pedía era que si iban para la ciudad me acerquen, pero no hubo forma de convencerlo, por lo cual en 5 minutos había juntado 5 dólares… Ja! Finalmente, otro viejo me acercó a la estación de micros de donde sale el famoso L90, destino a Palm Beach. En conclusión, el viaje que me costaba 17,80, termino conviertiendose en uno de 80 centavos… Nada mal. Y lo más regocijador: haber evitado el hurto a mano armada de la bendita combi!!!

Llegué melancólico a Avalon. Cada paso me recordaba a la primera vez que viniera para estos pagos, cargando el ligero equipaje de la Agustinita de mi corazón. Hoy el equipaje era más llevadero, pero el alma más clavada al suelo parecía.

Entré al backpacker y por suerte algunas cosas empezaron a acompañar un poco la desazón. Me reencontré con Luquitas (arg), Pato y el Dani (chi) a quienes había conocido en mi anterior paso por aquí. Y justo estaban tomando unos matienzos… Y no había hecho el check-in que el Pato ya me había pasado un laburo para el día siguiente. Ahora tendría que añadir a mi CV mi experiencia como Jardinero!!! La contradictoria expedición Avalon empezaba a tomar color…

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