domingo, 22 de julio de 2007

El 1er finde. El encuentro con el JONO!

De los momentos más emotivos del viaje puedo considerar especialmente la mañana del sábado 21, en la cual el mismo Jono Hermida me tocó la puerta del room 242 para terminar fundidos en un abrazo fraterno. Desde marzo veníamos maquinando con este momento y no fue menos de lo que esperábamos. Largas pláticas y emotivas anécdotas llenaron los vacios de soledad y en pocos minutos las andanzas se empezaban a escribir con fuego. Y la pantera rosa (un Mitsubishi Lancer del 95) salió a la cancha!

Y entre todas las vueltas que dimos, nos fuimos a un pueblo en las afueras para ir a visitar a David, el peruano que conocí en el vuelo, quien desinteresadamente me prestó un celular extra que tenía. Mi número entonces es: (0064) 021-235-2403.


Todavía no puedo creer que estuve a 2 cuadras de la final del Tri-Nations, All Blacks vs Wallabies y no pude ir al partido! Que sensación extraña! De todas maneras nos fuimos a un alto pub en el cual TODOS los 300 kiwis presentes estaban vestidos de pies a cabeza de negro y cada uno con su cerveza en mano. El partido fue bastante malo, pero el espectáculo fue extraordinario. Cada tackle, cada intercepción, cada kick con destino de esquina, cada conversión y el try neozelandeses fueron motivo de estrepitosos alaridos similares al rugido de un coro de dinosaurios hambrientos. Lo llamativo de la historia es que, una vez finalizado el encuentro, estos seres volvieron a ser calmos y suaves. Y a diferencia de la pasión argentina, no se registraron festejos en el obelisco, ni se entonaron cantos populares, ni se escucho un solo bocinazo.

El domingo me desperté a las 8 am fresco como una lechuga (al igual que todos los días anteriores; maldito jet-lag!). Me fui a la catedral de AKL, pero estaba cerrada por restauración, por lo cual tuve que hacer mil kilómetros en ascenso para llegar a la próxima capilla católica. Como no sabía el horario, me mandé y llegué en la mitad de la ceremonia. Realmente no tengo palabras para describir lo que fue una de las experiencias más lindas de mi vida! La celebración fue muy emotiva, con la plegaria eucarística cantada (en inglés, por supuesto) entre el sacerdote, el coro (todos vestidos de rojo al igual que las películas yankies) y el pueblo (el cual participaba fervientemente). Fue conmovedor encontrar que uno se a un país lejano, donde está distante de todos sus seres queridos pero sin embargo Dios sigue estando ahí, tan cerca como siempre (o más)!


A la tarde me fui a la zona norte de los suburbios de la ciudad, cruzando el famoso puente de Auckland, a la casa de la pareja de Juan. Un barrio alucinante, pero con la nota de color que en el camino quisimos pasar un auto de unos maoríes que nos empezaron a pistear y ante una seña no muy educada de JP, uno de los negros sacó un destornillador y empezó a amenazar por la ventana y nos siguieron por varias cuadras. Por suerte no pasó a mayores. En lo de Greer, comimos homemade brownies y charlamos amenamente con sus padres para luego a la noche ir a comer comida japonesa. Juan, Greer, Cathy (una chinita amiga de Greer) y yo. Palitos chinos de por medio comimos a mansalva y cerramos el finde a lo campeón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grande chin!! se ve que ya estas disfrutando de lo grande y por ahi ponerlo en el blog ya te hace darte cuenta lo guau que es.
Me quede decepcionado con los autos que pusiste en las fotos!!,
Ninguna foto de los maories y la gente de alla!!!.
No puedo creer que no se colaron en el match!!
Bien ahi lo del laburo!!!, que paso con lo de los caballos??
Abrazo grande!!